El pívot, especie en extinción
(Obtenido de la página del creador)
Uno de los aspectos más bonitos del baloncesto, el juego del pívot, se ha visto amenazado a lo largo de la historia en muchas ocasiones. Hace unos años cuando la defensa empezó a ser mucho más activa y llegaron las ayudas de los jugadores exteriores el pívot se convirtió en un jugador que sólo defendía, bloqueaba y cogía rebotes, pues no tenía espacio para desarrollar su juego en ataque.
Posteriormente se instauró la línea de tres puntos, lo que hacía mucho más difícil la ayuda de los defensores exteriores al pívot y se revitalizó algo la misión del pívot en ataque. Esa revitalización no ha sido suficiente. Aparte de mi impresión personal, me llegan confirmaciones externas como la del periodista del "Sports Illustrated" Alexander Wolf que me preguntó, durante el último Mundial, si ya los entrenadores no enseñábamos el juego de espaldas a canasta. Posteriormente decidí escribir este artículo cuando, con ocasión de la retirada de Olajuwon, Juan Antonio Casanova se preguntaba si desaparecería este tipo de jugador. Por el camino que llevamos la respuesta sería sí, pero confiemos en cambiar la tendencia por el bien del baloncesto. En la misma línea de intenciones, la Asociación Española de Entrenadores decidió dedicar el pasado Clinic de Navidad al Juego Interior.
Es cierto que muchos entrenadores, ante las dificultades defensivas en posiciones exteriores de los jugadores "grandes", planifican sus equipos para que sus falsos pívots anoten desde fuera y defiendan con ayudas interiores cuando enfrente hay auténticos pívots. Pero hay más motivos: a los jugadores no les gusta "pegarse" en posiciones interiores; además, el público no reconoce su labor y premia mucho más a los habilidosos exteriores, y ese es un aspecto muy importante para los jugadores. Darryl Middleton declaró que todos los jóvenes sólo pensaban en parecerse a Michael Jordan sin darse cuenta de que hay otras formas de jugar con las que se puede disfrutar mucho y que son imprescindibles para un equipo. Ponía como ejemplo el trabajo en la cancha del mejor Dennis Rodman. Para colmo de males, los árbitros son condescendientes con los que jugadores más pequeños que defienden al pívot mientras que a éste le pitan falta por "rozar" a otro jugador.
En resumen, hay que intentar convencer a los escasos jugadores grandes que existen que jueguen realmente dentro, cerca de la canasta. También hay que enseñar a los jugadores exteriores a hacer pases interiores -hay jugadores muy destacados en otras facetas del juego que no tienen ni idea de hacer pases interiores-. Es un déficit enorme en los jugadores que llegan al baloncesto de elite, pues en la formación no se estimula ese aprendizaje porque los jugadores grandes suelen ir más retrasados en su formación y no se juega para ellos y porque los árbitros tratan aún peor a los "grandes" en categorías inferiores, y eso es muy malo para su desarrollo. Los árbitros deben respetar por igual a unos y otros jugadores y no considerar que como los "grandes" son más fuertes no importa que se les empuje un poco y, asimismo, si ellos tocan a alguien aunque sea en un movimiento normal sí sancionarles porque abusarían de su poderío físico.